De manera cada vez más frecuente salen a la luz casos de abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes. Explicaremos algunas características sobre la personalidad de los pederastas.
Pederasta: persona que abusa sexualmente de un niño. A través de todo tipo de conducta o comportamiento en que utilizan a un menor como objeto sexual, aprovechándose de la diferencia en su madurez, edad o el poder que tiene sobre él. Esta es la definición, pero vamos a conocer algunos aspectos que pueden ayudarnos a detectar a este tipo de criminales o definir e indagar sobre aquellos a los cuales se los está señalando como perpetradores.
La justicia es la única que puede condenar el delito y quien tiene la facultad de determinar cómo y cuándo dar a conocer sus datos ante la sociedad. Mientras, familiares y conocidos de las víctimas, siempre se encuentran aguardando los “tiempos de la justicia”.
Se ha determinado que los abusos a niños y niñas no son infrecuentes y van desde un 10 a un 25 % de la población. Porcentaje que va en aumento.
Estas son algunas de las características que se encuentran con frecuencia a la hora de establecer un perfil psicológico del abusador, según estudios recopilados por el Psicólogo Oscar Castillo Mimenza, radicado en Barcelona, España.
CARACTERISTICAS Y ELEMENTOS PSICOLOGICOS DE UN PEDERASTA
Estos sujetos, en su mayoría son personas mentalmente capaces, pudiendo distinguir lo que está bien y lo que no. Es por ello que son sujetos imputables, ya que se los considera plenamente conscientes y responsables de sus actos.
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Los pederastas pueden variar en características, presentando algunas o varias de las siguientes:
Pederasta situacional o incidental
Este tipo de abusador sexual no se restringe solo a los menores, suelen tener una pareja con la que pueden tener relaciones con normalidad. No tiene una preferencia concreta por un tipo de víctima, sino que aprovecha las oportunidades que se presentan para llevar acabo un abuso.
Se trata del tipo de pederasta más frecuente.
Pederasta preferencial
Suelen tener un mayor número de víctimas. Buscan el objeto de deseo, eligiendo a quienes presentan las características que a ellos les atraen más. Si llegan a tener pareja, la utilizan para tapar su verdadero ser.
Aunque las circunstancias de cada caso tienen sus particularidades, y no son aplicables con exactitud todas las características nombradas, existen una serie de elementos que suelen darse en común entre los distintos tipos de pederastas.
El perfil típico de estos abusadores es de una edad media o avanzada. Y no se restringe solo a hombres, aunque sí lo es en su mayoría, existe una variante de entre 10 y 25 % de mujeres abusadoras en el total de los casos denunciados.
Como ocurre en el caso de los violadores, los pederastas no tienden a presentar comportamientos extraños o que generen una alerta. Su conducta es la típica esperada y la habitual en los ámbitos en los que vive o trabaja.
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Aunque, entre los del tipo de pederasta preferencial, tienen patrones de conducta consistentes como la baja autoestima, poca tolerancia al estrés, suelen ser reservados y retraídos.
Por lo general, los pederastas tienen una considerable falta de empatía. No suelen conectar con el sufrimiento que genera en el menor atacado. Suelen fingir empatía con su entorno, dependiendo de sus propósitos y motivaciones.
Suelen estar vinculados con sus víctimas. Esto les permite crear “pactos” para que no salten las alarmas y sea difícil averiguar lo que está ocurriendo.
Los pedófilos y pederastas tienden a buscar el contacto con su objeto de deseo, los niños y niñas. Es por ello que en muchísimos casos se vinculan al mundo de la educación o buscan residencia en lugares con fácil acceso a niños.
Normalmente suelen ser capaces de invertir mucho tiempo, como años de contacto diario con los niños, antes de cometer un crimen. Crean una poderosa coartada ante familiares, conocidos y vecinos. Gracias a esta estrategia, aprovechan la confianza de todo su círculo y la aprovechan para ganar mayor posibilidad de estar a solas con sus víctimas.
Su modus operandi suele basarse en el acercamiento y una relación de confianza con el menor víctima de abuso. Aunque en general no emplean la violencia, se han dado casos aislados en los que utilizan elementos sádicos y crueles en la práctica.
Estos seres perversos ganan el acceso a sus víctimas en su trabajo o a través de las redes sociales, como el fenómeno llamado “Grooming”, donde fingen comprender al niño, produciéndoles curiosidad y afecto, aproximándoseles poco a poco.
Muchas víctimas son manipuladas de tal manera que lleguen a pensar que se trata de un juego.
Algunos pederastas han sido víctimas de maltrato o abuso en su infancia asociando la sexualidad como una situación abusiva y replicándola.
Pederastas que han sido detenidos luego de cometer abusos sexuales contra niños, han demostrado sensación de culpabilidad. Pero en su mayoría, los pederastas niegan y minimizan los actos y los daños cometidos hacia la víctima.
En su perversidad suelen expresar que la relación no es dañina y que hasta el niño o niña la acepta, llegando a afirmar que la desean. No existe remordimiento alguno por el abuso que cometen.
*Fuente de consulta: Psicología y Mente
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