La erupción del Monte Nyiragongo en el este de la República Democrática del Congo, el sábado ha dejado un saldo de destrucción y muerte en Goma, ciudad situada a unos 5 km del volcán. Al menos 8.000 personas huyeron de la ciudad en busca de refugio y han cruzado la frontera con Ruanda.
Con respecto a esta situación, Patricio Villaroel, argentino que vive en la ciudad de Goma desde hace más de 20 años, nos comentó que la actividad volcánica comenzó alrededor de las 19:00 hora local.
Durante esa misma noche comenzaron a registrarse temblores en toda la zona.
En el día de ayer, martes 25 de mayo, la situación comenzó a agravarse ya que los temblores intensificaron su fuerza y, una de las chimeneas del volcán comenzó a despedir cenizas, lo que llega a ser molesto para la respiración y la vista de las personas.
Unas 50.000 viviendas han quedado bajo lava.
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De momento, las autoridades no han publicado un registro oficial de víctimas fatales tras estos hechos.
Las muertes se han producido en el momento de la erupción, gente que ha decidido no abandonar sus hogares. Algunos también se han visto expuestos por gran tiempo a los gases tóxicos que liberó el volcán, provocándoles la muerte.
Hay más de 150 niños desaparecidos, debido al tumulto de gente que se produjo, a la hora de huir del lugar. Aún se encuentran extraviados.
El lugar no posee luz eléctrica desde el sábado. En el orfanato Happy Children, donde Patricio y su esposa de hacen cargo de más de 60 niños, cuentan con paneles solares que les proporcionan energía.
La población se encuentra muy desesperada y el gobierno no les da respuestas. No poseen un plan de evacuación óptimo y que les proporcione seguridad, ni las necesidades básicas ante estas situaciones para contener a la población.
Patricio Villaroel nos relató los hechos de los que está siendo testigo ocular.
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