Productores podrán invertir en inmuebles con canje de granos
La agroindustria argentina se encuentra ante una herramienta innovadora para diversificar sus inversiones. Los productores pueden acceder al mercado inmobiliario urbano mediante canje de granos, una práctica habitual en maquinaria e insumos, pero poco explorada en el real estate residencial.
Este mecanismo no solo representa un beneficio fiscal —al evitar la retención del impuesto a las Ganancias que se aplica al momento de liquidar la cosecha—, sino que también permite estructurar planes de pago acordes al ciclo agrícola, con cuotas anuales o semestrales que acompañan los tiempos de producción y comercialización.
El contexto favorece la iniciativa: las lluvias de otoño impulsaron proyecciones de una cosecha récord, con exportaciones estimadas en más de 31.600 millones de dólares, la segunda cifra más alta de la historia. Sin embargo, gran parte de esos ingresos no se reinvierten en el país. De acuerdo con lo que dicen los economistas, uno de cada cuatro dólares que genera el agro termina en el exterior o fuera del sistema financiero local.
Con este esquema, los productores encuentran una alternativa segura y rentable para transformar parte de su renta en activos urbanos premium. Los desarrollos de usos mixtos, que integran vivienda, oficinas y comercios, han demostrado históricamente una valorización superior al promedio del mercado.
Según el cofundador de Grupo Nómada —la primera desarrolladora de Buenos Aires en aceptar granos como forma de pago—, “la posibilidad de integrar inversión productiva con desarrollo urbano es una oportunidad para que el productor participe de una transformación que va más allá del metro cuadrado: construye ciudad”.
De esta manera, el canje de granos por inmuebles aparece como un puente entre el agro y la urbanización, ofreciendo resguardo patrimonial, estabilidad y proyección de valor en el tiempo.